El tango, magia y música. Hilo del romance que enlaza a dos seres amándose en el baile, ahí en medio de una calle. Cuerpos esbeltos apenas cubiertos de ropajes, que serenos se complementan e inmortalizan en satín negro. Labios rojos y brazos fuertes, armoniosos como ladrones de sueños.
En la tierra gaucha se entrelazan muchas historias de tono sensual, de aroma picaresco, de erotismo y seducción. Los caminos argentinos y sus preciosas damas han sido la fuente de inspiración del contador de historias más apasionado, el compositor y cantante de tango, aquel que busca saciarse de aventuras en su andar.
Así se teje la historia
Mucho se discute sobre el origen del tango, pero se dio mayor énfasis a la teoría de su aparecimiento a orillas del Río de la Plata, de esta manera no se sienten descontentos los uruguayos que también reclaman su propiedad. No hay una fecha exacta de inicio pero si existen muchas tesis formuladas al respecto. Una de ellas es que el tango se origina de la modificación y evolución de la milonga y la habanera. Otra cuenta que la población negra y su ritmo tradicional el candombe en conjunto fueron el punto inicial de este ritmo. Si embargo el tango abarca una riqueza mucho más amplia, ya que es un grito de protesta, música de un pueblo que muchas veces cantó “ Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también; Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, ...” Si bien el tango inspiró que el mundo fue y será una porquería puede ser, pero lejos de la fiesta y los amoríos saciados, en el momento preciso en que un caballero seduce a una mujer en el ritual del cortejo con un susurro: “La historia un poco simple de nuestros amores cabría en cuatro líneas... o en menos, quizás... Un cambio emocionado de versos y flores, dos cartas literarias y un beso fugaz”, es ahí en el que se induce a que nazca un beso y se dé rienda suelta al romance.
Lo único cierto es que en el tango muchos sentimientos se cuentan, varias historias se conectan y se convierte en el punto en el que confluyen gente totalmente diferente.
Puro sentimiento a ritmo de tango
El tango se bailaba para olvidar las desventuras. Una guitarra, un violín y una flauta eran suficientes para improvisar un escenario y dar rienda suelta a la creatividad. Sus melodías acariciaban los sentidos de meretrices, obreros, cantineros y de todos los inmigrantes que habían llegado a probar suerte.
Debuta en medio de esos personajes foráneos, en lupanares de tonos rojos, azules y negros, en prostíbulos de ambiente sombrío en vuelto en alcohol y evocación carnal, con mujeres que entregaban en el baile más que el cuerpo su alma.
Desde ahí empezó a difundirse, gracias a la ayuda de jóvenes de la clase más favorecida de Argentina que escapaban a los centros nocturnos para aprender los placeres de la danza. Con ellos el tango viajó desde América hacia el Viejo Continente, hasta llegar a las tablas parisinas.
Después al tango se le abren muchas puertas, los escenarios más nobles y pulcros acogieron al género y lo practicaron, luego se escuchaba la armoniosa voz de Carlos Gardel, Libertad la Marque y otros grandes representantes de este ritmo.
La dupla perfecta
Aunque hoy es una danza de pareja, en un inicio era común mirar a dos hombres bailar tango abrazados, mientras demostraban sus destrezas y descubrían nuevos cortes y pasos. Muchos mal versan y discuten una postura homosexual, pero definitivamente el tango es de la dupla perfecta: Adán y Eva.
Cada pareja que baila tango tiene su propia comunicación, fluida y sensitiva. Una coreografía irrepetible de emociones que jamás podrán duplicarse. Los sentimientos que las notas del tango evocan, son inesperados, y son el incentivo para juntar el vientre y los rostros, sentir el aliento del otro, rozar la pierna, percibir una mano firme y resuelta, pero sobre todo, a dar pasos lentos y erguidos.
Difícilmente se vuelve a vivir lo mismo aunque la pieza se repita y el bandoneón deje un eco infinito. “Después de diez años, he vuelto a ti sólo, soñando aquel tiempo, oyendo aquel barco, el tiempo y la lluvia, el viento y la muerte: ya todos llevaron, ya nada dejaron ...”
Y cuando la música termina, hombre y mujer se disuelven, no importa cuanto tiempo dure el baile, después únicamente existen dos extraños. El fuego que inspira las notas del tango es sólo un hechizo, en el que resulta inevitable formar un cuerpo fogoso, con movimientos eróticos de contorneos leves que se apoyan en el ritmo más que en la melodía y al final queda un beso en el alma.
Temas
El Choclo
El Entrerriano
Quejas de Bandoneón
A fuego lento
La yumba
Uno Milongueando en el ‘40
Danzarín
Verano Porteño
Adiós anónimo
Mi Buenos Aires Querido
El Zorzal del Abasto
Carlos Gardel es una de las figuras modelo con la que los porteños se sienten muy identificados. Creció en un suburbio, tal vez por eso permaneció vinculado con la gente del pueblo y sus vivencias.
No se tienen datos exactos de él, en algún documento consta como nativo de la ciudad de Toulouse en Francia, aunque él mismo aseguraba ser uruguayo Sin embargo, se conoce que con su voz el tango dejó de ser una pieza instrumental y se mostró como un género musical cantado, que empezó como cantante de payadores y en los años de 1925 hizo su primer dúo con Razzano. Aunque se convirtió en el cantante más famoso de Argentina, su meta no estaba cumplida hasta llegar a ser embajador del tango en los escenarios más exquisitos de Europa, la misma que logró conseguirla gracias a su debut en el cine sonoro que se remonta a los años de 1916. Con la colaboración de Alfredo Le Pera, eliminó el lunfardo de sus temas e hizo que el tango sea comprensible para todos sus seguidores hispanos, prueba de ello es su perdurabilidad a través de los años.
El lunfardo: es el lenguaje de los suburbios, la forma de comunicación de los delincuentes. Por eso es mejor decir que el tango está compuesto por términos lunfardescos, pues eran escritos por personajes que conocían el idioma y el ambiente, pero que no pertenecían a él.
El payador: es el cantante de tango que improvisaba, después este fue dejando más espacio para aquel compositor de letras más elaboradas, de grandes estrofas que se apoyaban en las melodías y no en simples acompañamientos.
El bandoneón
La figura mítica del tango es el bandoneón, a pesar de que no formó parte de toda esta historia desde su origen. Se dice que antes del bandoneón las parejas lo bailaban distantes, se separaban al compás, sin muchas gesticulaciones, y contorneos. Pero el sabor melancólico, sensual y lacrimógeno lo puso este instrumento gracias a la inmigración italiana.
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