El concierto de Silvio Rodríguez fue el acto más esperado en el programa de las festividades del Bicentenario de la Independencia del Ecuador y lo más añorado de mi vida. He esperado cerca de una década y media para poder disfrutar del cantante que más he admirado, no solo por ser compositor y por ser privilegiado por su voz, sino también por ser un idealista que ha llevado el pensamiento de Cuba al mundo. Por ser además una de las insignias de la isla, de la libertad, de la trova, del arte, por ser sin duda un ser humano sin parangón y porque identifico el latir de mi corazón con sus canciones… Y es así que sin miramiento alguno emprendí la experiencia que ha conmovido mi alma, de tal forma que aún me tiemblan los huesos de la emoción… Canté a voz en cuello de principio a fin un repertorio que sin duda alguna será insuperable. A menos que los dados de la vida tiren mi suerte hacia otro escenario en el que Rodríguez vuelva a hacer su aparición. Aproximadamente 35 mil personas estuvimo...