Por Alejandro Dirgan, Gerente Senior de Red Hat Enterprise Linux para Latinoamérica en Red Hat Pensar en tecnología, para muchos, todavía es sinónimo de futurología. Quizás por esa evolución no lineal que a veces sorprende, o por las disrupciones que cambian de golpe el rumbo de lo que parecía predecible, aún hay quien cree que es imposible anticiparse a la próxima ola. Y peor: que no tiene sentido intentarlo. Pero si afinamos la mirada, notamos que la historia de la tecnología no ha sido un viaje completamente impredecible. Más allá de los grandes saltos, su avance ha estado sostenido por fundamentos discretos pero decisivos. Es ahí donde surge una verdad que a veces incomoda: no basta con innovar, también hay que elegir con cuidado dónde plantar esa innovación para que no se desmorone con el primer cambio de marea. La tecnología no debe estar solo donde están los reflectores hoy, sino donde ocurrirá el futuro. Es allí donde cobra sentido la idea de una infraestructura...