Spots en radio y televisión, y vallas y muros pintados son
los medios preferidos por los funcionarios de los gobiernos locales para
informar a la ciudadanía sobre sus obras. Sin embargo, en época preelectoral
quienes más se promocionan, de manera directa o indirecta, son aquellos que
buscan la reelección. Un monitoreo de medios de Participación Ciudadana (PC),
realizado en septiembre pasado a nueve canales de TV, afirma que se está
incumpliendo el artículo 219 del Código de la Democracia que prohíbe "a
los servidores, servidoras, organismos o instituciones públicas, la utilización
de los recursos y bienes públicos para promocionar sus nombres o sus
organizaciones en las instituciones u obras a su cargo". Según el reporte
del pautaje, los prefectos del Guayas y Los Ríos, Jimmy Jairala (Centro
Democrático) y Marcos Troya (AP), y el alcalde de Cuenca, Paúl Granda (AP), han
divulgado piezas publicitarias en las que aparece su imagen. Los tres buscan la
reelección. El informe de PC desglosa el pautaje de varias instituciones. Así,
el Municipio de Quito pautó 536 cuñas; la Prefectura del Guayas, 158; el
Municipio de Guayaquil, 113; y la Prefectura de Azuay, 63. En el monitoreo de
junio pasado, las tres primeras instituciones reportaron, en el mismo orden,
321, 241 y 88 spots. No consta la Prefectura del Azuay. En un recorrido
efectuado por este Diario la semana pasada en Guayaquil, Milagro, Durán y
Yaguachi, se constató el uso de vallas y muros en casas y carreteras para
promocionar obras públicas.
Por Andrés Indaverea, Gerente de Comunicaciones de Marketing para Latinoamérica en Red Hat Los zapatos siempre cuentan la historia, escribió alguna vez Ruta Sepetys en su libro “Lágrimas en el mar” para sacar a flote relatos que valían la pena ser contados. En el ámbito laboral, los zapatos vienen a narrar la historia de un cambio de paradigma en el que las jerarquías se han desdibujado, los códigos formales se han reinterpretado y las comunicaciones se han abierto. Cuando pensábamos en la imagen típica de un líder ejecutivo dentro de una empresa, solíamos imaginarnos zapatos puntiagudos, de cuero, que brillaban bajo las luces dicroicas de una oficina. Zapatos con suelas impecables, que sostenían el peso de una persona que marcaba el paso para decir “presente” y acostumbrada a que la vayan a ver, en lugar de transitar los espacios de trabajo. Pero si los zapatos cuentan la historia, hay una nueva narrativa: los ejecutivos en zapatillas. Ese estilo bohemio y p...