La medición sobre el impacto que las actividades diarias del hombre
tienen sobre el ambiente o aportan al calentamiento global es cada día más
posible y cuenta ya con alternativas que compensen su accionar. La vida virtual
o el uso de internet también generan cierto nivel de contaminación al planeta.
Parecería mentira pero las fábricas, maquinarias,
automóviles, no son los únicos factores contaminantes. Hoy Internet se ha
convertido en uno de los factores que causa grandes emisiones de CO2 y genera
un importante porcentaje de impacto ambiental: se dice que el 2% de la
contaminación mundial por CO2 lo generan las empresas de tecnología de la
información y más alarmante es que el 10 % de la
energía de centros de datos podría darle electricidad a 6 mil 400 hogares
durante un mes.
Sin embargo, en el mundo virtual hay
quienes ya se han hecho responsables de esta realidad y han continuado el rumbo
de la mayoría de las empresas tradicionales que buscan una metodología amigable
para convertirse en instituciones socialmente responsables.
Es el caso de Yahoo, por ejemplo, que
han mudado a alternativas más limpias y amigables con el uso de energía
eólica para el funcionamiento de sus servidores. Greenpeace
anunció que las instalaciones de
computación de Apple instalaciones de computación serán impulsadas en su
totalidad por fuentes renovables para el año que viene.
Pero no solo los grandes contaminan
virtualmente, otro dato curioso, por ejemplo, es que el simple envío de emails
o la búsqueda de información en internet ya genera un impacto negativo contra
el planeta: las buenas prácticas también dependen del individuo, que puede
contribuir diariamente a disminuir la huella digital de carbono, haciendo de su
navegación la justa y necesaria.
Los hallazgos de
Alex Wissner-Gross, físico de Harvard, revelan que la energía
usada en un proceso de búsqueda en internet podría hervir una taza de agua. Cuando
se introduce un término en un portal de búsquedas, la consulta se dirige a
varios servidores que se encuentran a miles de kilómetros y que compiten entre
ellos; el portal muestra el que responde más rápido, pero no evidencia cuanta
energía consumió esa pequeña búsqueda.
Otra de las empresas que ha pensado en
compensarle al planeta los estragos de su actividad productiva es Google que invirtió 169 millones de dólares
en una planta de energía solar en Alemania. Están rezagados en el camino los portales que cuentan con el mayor número
de adeptos como Facebook y Twiter, quizá podrían pensar ya en alguna
alternativa de energía limpia para la realización de su actividad.