La ingeniería social es uno de los trucos más antiguos de los hackers: manipular a una víctima para que entregue su información o instale malware. La forma más común de abordar a las víctimas es a través de un correo electrónico de phishing, un mensaje de texto o una llamada telefónica y el diseño de las campañas está potenciado y optimizado por las herramientas de la inteligencia artificial generativa (GenAI) desde que estas tecnologías se masificaron. Desde ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, advierten que los cibercriminales ya convirtieron en actor malicioso a la misma GenAI. Puntualmente en X (antes Twitter), lograron engañar al chatbot Grok (la IA de X) para que difunda links de phishing en su cuenta de X. En esta campaña, los cibercriminales eluden la prohibición de X de incluir enlaces en los mensajes promocionados (diseñada para luchar contra la publicidad maliciosa) mediante la publicación de vídeos llamativos...