El compromiso asumido por los Estados en la Agenda 2030 de construir un mundo más equitativo e inclusivo requiere de un trabajo prioritario en las condiciones de vida de la primera infancia de manera que puedan acceder al pleno ejercicio de sus derechos e incidir positivamente en su desarrollo integral y en el de la sociedad en su conjunto.
La desnutrición crónica infantil en Ecuador es el mayor problema de salud pública y social que afecta a la niñez durante los primeros años de vida. Esta condición, que presenta 1 de cada 5 niñas y niños menores de 2 años, no solo compromete su salud presente, sino también repercutirá negativamente en su rendimiento escolar, comprometerá sus posibilidades de insertarse en el mercado laboral e implicará un mayor riesgo de presentar una enfermedad crónica no transmisible en la edad adulta. En consecuencia, también influirá en los ingresos y condiciones de vida de los hogares, en la reproducción del círculo de la pobreza y en las posibilidades de crecimiento económico y desarrollo del país.
Las estadísticas nacionales evidencian un decrecimiento de la prevalencia de 4,2 puntos porcentua les en niñas y niños menores de 5 años (de 21,7% a 17,5%) y de 3,5 puntos porcentuales en niñas y niños menores de 2 años (de 23,6% a 20,1%) entre 2018 y 2022. Pese a ello, Ecuador (junto con Honduras) se ubica en el tercer puesto de mayor prevalencia en niñas y niños menores de 5 años en América Latina y el Caribe, después de Guatemala y Haití, y 6 puntos porcentuales por encima de la prevalencia de la región (11,6%).
La desnutrición crónica infantil es un indicador de desarrollo de los países y pone en evidencia las inequidades estructurales entre ellos y al interior de los mismos. En Ecuador, la desnutrición crónica infantil en niñas y niños menores de 2 años es considerablemente mayor en las regiones naturales de la Sierra (23,9%) y Amazonía (19,6%), en el área rural (21,9%), en la población indígena (33,4%) y en la población en condiciones de pobreza (23%) . A nivel provincial, son Chimborazo (35,1%), Bolívar (30.3%), Santa Elena (29,8%), Tungurahua (29,4%), Pastaza (29,3%) y Cotopaxi (27,6%) las que presentan una mayor proporción de niñas y niños con esta condición.
Actualmente, el país cuenta con el Decreto Ejecutivo No. 1211 de 2020 y el Plan estratégico intersectorial para la prevención y reducción de la desnutrición crónica infantil (2021), cuyas intervenciones priorizadas se basan en la mejor evidencia científica disponible. Si bien existen avances en la implementación de la estrategia, esta debe ser consolidada y expandida. Las agencias, programas Y fondos del grupo de nutrición del Sistema de Naciones Unidas consideramos necesario que el abordaje de la desnutrición crónica infantil continúe siendo una prioridad en la agenda pública, para lo cual comprometemos todo nuestro apoyo para brindar continuidad, fortalecer y realizar los ajustes necesarios de las acciones emprendidas. Reducir de forma acelerada la desnutrición cónica infantil es un requisito indispensable para que nadie se quede atrás.