Mi
relación con el cáncer nació el 03 de enero de 2019, cuando luego de una biopsia
a unos pólipos intrauterinos me dijeron "Tienes Cáncer" y que debía
operarme enseguida.
En ese
momento sentí un gran dolor, bueno al menos eso creí, sin embargo, me doy
cuenta años después que realmente esa no fue la peor noticia que pude haber
recibido.
Realmente
lo que viene después es lo que realmente impacta en la vida de las personas y
sus familias. Me doy cuenta ahora que quien goza de buena salud puede
considerarse rico.
En
Ecuador la realidad sanitaria es muy compleja, por usar un adjetivo amable. Me
di cuenta a las 24 horas de mi diagnóstico que tenía que realizarme una serie
de exámenes que me ayudarían a determinar si el cáncer que tenía estaba alojado
solo en mi útero o ya lo tenía en otros lados.
Eso implicaba
tomografías, resonancias magnéticas, exámenes de sangre tumorales,
aproximadamente 2 mil dólares. Costos que gracias a mi seguro médico privado si
fueron cubiertos en su mayoría.
y Luego
de eso, claro está, los costos quirúrgicos, post quirúrgicos que son un
dineral. Hablemos de miles de dólares.
Entonces
pensé y ¿qué le pasa a la gente que no tiene acceso a estos seguros?
La
realidad me dio una cachetada.
En el
Iess la cosas toman su tiempo y para acabarla de rematar la única máquina capaz
de realizar un Pet Scan Nuclear está dañada.
Este
examen es importante porque permite detectar en el cuerpo los más mínimos
indicios de tumores, te escanea todo el cuerpo y la sustancia nuclear permite
que cuando el scaner pase por encima del paciente se pueda ver absolutamente
todo. Claro tuve que armar maletas a Colombia para realizarme dicho
examen. Y tengo que hacerlo cada año.
Siempre
estuve pensando qué pasa con la gente que no tiene esta opción?... Bueno tienen
que hacer lista de espera en Solca Guayaquil para que les atiendan, y siendo
referidos del IESS una entidad pública, al parecer las cosas se dilataban un
poco más.
En estos
casos el tiempo es oro, incluso fue lo que me dijo mi ginecólogo, mi cirujano y
mi oncólogo. Pero ese tiempo lo pierden miles de personas que, como yo, tienen
o tuvieron cáncer. Quizá muchos llegan a tratamiento con un cuadro más avanzado
por falta de atención oportuna.
En fin,
yo he logrado salir de esto, con recursos propios y por la gracia de un seguro
privado. y hasta ahora todo bien.
Resulta
que esta enfermedad me tocó de nuevo a la puerta en 2021, mi papá fue
diagnosticado con Linfoma, un cáncer en el cuello que estaba más avanzado que
el mío. A este cuadro se sumó el COVID 19, que arremetió a este viejito de 73
años, en inmunodepresión por la quimioterapia y con diabetes.
El
resultado fue 2 meses en terapia intensiva, con bajones que casi lo llevaron a
la muerte. Hoy luego de sobrevivir a este estado tan crítico que deja el COVID,
debemos continuar combatiendo al cáncer, pero... ¿cómo lo hacemos? La realidad
no ha cambiado, seguimos sin equipos en Quito, cómo movilizamos a un paciente
que depende de oxígeno todo el tiempo, no puede viajar en avión, cómo llegamos
a Solca Guayaquil sin hacer lista de espera,? Pues claro con recursos,
pero esa es una variable que cada día se agota más.
Las cosas no han cambiado mucho, aunque hayamos pasado por varios gobernantes, seguimos en el mismo abandono sanitario, cuando se han llevado el presupuesto en manos corruptas, seguimos sin recursos para salvar vidas.
Hago un llamado a todas esas empresas que trabajan combatiendo el cáncer AbbVie, Aspen, AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, GlaxoSmithKline, Lilly, MSD, Novartis, Roche y Sanofi, etc. para que sus esfuerzos impacten drásticamente en los pacientes oncológicos, Además de las medicinas en Ecuador-Quito y otras ciudades los pacientes de cáncer necesitamos de un Pet Scaner Nuclear.