Si el poeta eres tú, como dijo el poeta, y el que ha tumbado estrellas en mil noches de lluvias coloridas eres tú, qué tengo yo que hablarte, Comandante. (Pablo Milanés)
Varios fueron los paisajes que te vieron sufrir frío, hambre, fatiga, pero siempre pudo más tu ideología, tu valor, tu carisma. El buen humor hasta en el momento más difícil, Che comandante. Nunca te faltó ni voz, ni el aliento Che, te sobró el coraje.
Muchos conocen quién fue Ernesto Guevara de la Serna, y viene a la memoria la Revolución Cubana, un panfleto, su rostro o la canción de Carlos Puebla, y puede ser que muchas voces se levanten en coro entonando sus versos, apropiándose del sentimiento que inspiró su brazo libertario. Ernesto Guevara nació en Rosario, República Argentina, el 14 de junio de 1928; fue el primer hijo del matrimonio de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna. Desde su primer año de vida tuvo que batallar contra el asma; vivió en Altagracia – Provincia de Córdoba, hasta sus 16 años y pese a que su educación primaria fue muy irregular siempre recibió los conocimientos bajo la tutela de su madre. El Che fue un apasionado de la literatura, lo sedujo la filosofía marxista, leninista, mucha poesía y psicología, fue afortunado porque en su propio hogar se encontraba su mundo ideal, una biblioteca muy bien dotada en donde se perdía por horas y horas. Además, entendía de música y de pintura impresionista.
Aunque tuvo limitaciones de salud, Ernesto fue buen deportista, practicaba fútbol, rugby, golf, ajedrez y disfrutaba de sus viajes en bicicleta. A los 15 años efectuó un largo recorrido en bicicleta por toda Argentina, y la proeza fue promocionada por los medios de comunicación. En 1947 se estableció en Buenos Aires y se decidió por la medicina, especialmente le interesó dar colaboración a todos los enfermos de lepra, al mismo tiempo trabajó como bibliotecario, y sus escasos ingresos los ocupó para el sustento de la familia.
Sus primeros pasos en el periodismo los dio en su propia revista deportiva, ‘Tackle’ en la que desempeñó como redactor y fotógrafo. Sus trabajos se publicaron siempre bajo el seudónimo y firma de ‘chancho’.
América Latina al descubierto
Gracias a sus viajes Ernesto conoció la situación social de América Latina, y la de los otros continentes. En 1951 viajó como marinero por el Atlántico y el Caribe en un barco petrolero. En 1952 visitó Chile, Perú, Colombia y Venezuela, entonces descubrió realidades que lo conmovieron y el dolor de una América injusta y lacerante. Descubrió su conciencia, como algún día descubriremos las nuestra, así lo muestra este fragmento de una crónica que redactó al regreso del primer viaje (…) “¿Qué nuestra vista nunca fue panorámica, siempre fugaz y no siempre equitativamente informada, y los juicios son demasiado terminantes?(…) El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra Argentina, el que las ordena y pule, yo, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí”
Y así fue al regreso de su viaje: su ideología y posición política se desarrolló y la ilusión de mantener una América unida creció.
Médico, Fotógrafo, esposo y exiliado
En 1953 recorrió Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, países en los que conoció la raza indígena, la mestiza, nuestra sangre, leprosorios y minas de cobre, donde el sudor formó su propio río sin cauce, la injusticia social lo marcó e incrementó su ansia de equidad, y su filosofía revolucionaria.
En Guatemala mantuvo fuerte oposición contra la United Fruit, se dedicó a escribir artículos en la prensa local, fue un país importante en la historia de su vida, pues ahí reforzó su ideología política y conoció a Hilda Gadea, una exiliada peruana quien se convirtió en su esposa y compañera. También tuvo amistad con Ñico López y un grupo de cubanos que le informaron sobre los hechos del 26 de julio de 1953 cuando Fidel Castro atacó el cuartel de Moncada y se opuso a la dictadura de Fulgencio Batista. Desde entonces, Ernesto tejió su propia historia revolucionaria. Viajó a México donde trabajó de fotógrafo ambulante y prestó sus servicios de galeno. En 1955 conoció a Fidel Castro y se apropió del dolor y la necesidad cubana, soportó entrenamientos fuertes para la guerra de guerrillas, y fue uno de los líderes de la Revolución Cubana.
Revolucionario y Cubano
El Che Guevara llegó a Cuba en una embarcación llamada el Granma para después introducirse en la Sierra Maestra, estuvo en los combates de ‘Arroyo del infierno’, ‘El Uvero’, ‘Bueycito’, ‘El hombrito’, ‘Mar verde’, ‘Altos del Conrado’ y ‘Pino del Agua’.Recibió el título de Capitán y nueve días más tarde, un 21 de julio, obtuvo el grado de Comandante y jefe de la columna Nº 4. Bajo su dirección se editó en la Sierra Maestra el periódico ‘El Cubano Libre’, sus primeros ejemplares se escribieron a mano y luego se imprimieron en un viejo mimeógrafo. También fundó ‘Radio Rebelde’ que alcanzó la sintonía nacional e internacional, y fue el arma clave para la victoria de la Revolución Cubana.
El Che siempre se mostró firme en sus ideales y animó a Fidel a continuar con su doctrina y sacar a Cuba a flote, libre del imperialismo.
Después de que Batista fue derrocado, Fidel Castro asumió el mandato; el Che cumplió sus labores de ministro de Industria y presidente de Banco Nacional: Tras haber cumplido su meta en Cuba renunció a sus cargos de Director del Partido, Comandante, y a su condición de cubano, y se marchó de la isla para continuar con sus ideales revolucionarios en Bolivia. Lo corrobora un fragmento de una carta dedicada a Fidel: “Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos”
Su deceso en Bolivia
El Che Guevara viajó el 3 de noviembre de 1966 a Bolivia, y con sus ánimos renovados pensó liberar a ese país de la opresión a la que estaban sujetos. Usó el nombre de Adolfo Mena Gonzáles y un pasaporte uruguayo para incorporarse a la guerrilla boliviana. Consideró que el territorio boliviano era ideal para el entrenamiento de la ‘guerra de guerrillas’ que liberaría de la opresión a toda Latinoamérica, un sueño que todavía no se ha cumplido, porque no recibió el total apoyo del Partido omunista boliviano, PCB, dirigido por Mario Monje quien propuso su reivindicación política y militar siempre y cuando la acción revolucionaria se realice sólo en su territorio.
La negativa del Che fue contundente; no cedió la conducción de la guerrilla y poco a poco su ejército se desmoronó y perdió fuerza. Aunque el grupo guerrillero de Guevara contó con la colaboración de revolucionarios, cubanos, argentinos y bolivianos, sus esfuerzos se truncaron, por un sentimiento mezquino, gracias a delatores quedó acorralado a merced de la milicia boliviana. En octubre 8 de 1967 el Che fue herido en combate en la Quebrada del Yuro, y el 9 murió asesinado por el sargento Mario Terán bajo las órdenes del boliviano coronel Zambrano. El escenario, un aula escolar miserable, lecho de dolor y vergüenza, en el pueblo de la Higuera.
El cuerpo de uno de los revolucionarios más queridos y admirados estuvo expuesto por largo tiempo a una sesión fotográfica maliciosa y lacerante, su imagen se asemejaba a la un cristo maltratado. Nueve balas le atravesaron el cuerpo pero su sonrisa se mantuvo intacta, como cuando nadó el ancho Amazonas y curó el mal síntoma de un leproso, su sonrisa imponente y gloriosa retumbó en la memoria de aquellos asesinos que no pudieron arrebatarle la victoria revolucionaria que crece y se mantiene con el paso de los años en el corazón latinoamericano: como dijo Carlos Puebla: “ Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia Comandante Che Guevara”.
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