Ricardo Plant, bonarense de 67 años, es especialista en arquitectura interior y artes plásticas. Su visión polifacética lo convierte en un compositor de climas. “Hace cuarenta años me dedico a crear imágenes, combino colores, texturas, formas...”, cuenta. Es un diseñador de espacios cuyo objetivo principal está en lograr escenarios únicos.
El mundo de la decoración depende de las sensaciones; para ello, Plant toma en cuenta las necesidades de sus clientes. Entre sus creaciones están numerosos locales, viviendas, empresas, stands, hoteles, restaurantes, exposiciones, proyectos y esbozos de artefactos de iluminación... Diseños coloridos que evocan una sensación diferente en cada persona. “Para mí los restaurantes son espacios emocionales”, nos narra. Mientras hace garabatos en una hoja blanca, se aferra a un carboncillo y sus dedos parecen volar.
Su trabajo depende del sentimiento, no piensa en sus proyectos, sino que los interioriza. De su propia boca nace una definición: “Tengo el oficio, la profesión, los años, y un don que solo viene de arriba”.
Experiencia: “Trabajé mucho dentro de mi país. Hago arquitectura regional y además conozco perfectamente el negocio gastronómico”, afirma.
Sin duda, por su experiencia ha sido contratado en el Ecuador varias veces; actualmente da los toques finales el restaurante Sur, cuyo atractivo principal será la cava de vinos y un asadero de carne único en el país.
Tendencias: Plant utiliza en sus diseños materiales naturales. El quebracho, por ejemplo, es ideal para hacer durmientes. Adora el ladrillo y los colores vibrantes. Los mármoles no son su fuerte, a menos que sean naturales y se asemejen a una piedra. Entre su lista de materiales el plástico está totalmente descartado.
Personalidad: “Todos quienes vivimos en una ciudad de más de diez millones de habitantes tenemos una característica: la autodefensa, que para muchos puede parecer antipatía. Es una consecuencia del desarrollo, la inseguridad, el movimiento... Quienes no viven en un lugar similar no comprenden lo que somos”, afirma sobrio y contundente.
Paladar: Prefiere la comida que tiene más sabor que presentación. Si ambos se complementan, mejor. Cuando alguien le recomienda un restaurante se asegura de su trayectoria gastronómica. Para él la experiencia da el conocimiento.
Secreto: Escucha siempre a sus clientes. Se trata de recibir un pedido, lo que el cliente cree que quiere. Plant tamiza la idea, la pule y muchas veces la destruye. “No siempre es conveniente lo que el cliente pide”, cuenta. Si la idea es buena la refuerza y le da vida.
El proceso: El arquitecto puede tardar hasta un año en ejecutar una obra; el proceso incluye: diseño, permisos legales, construcción, decoración... Todo depende de la envergadura del proyecto. No obstante, es más fácil saber cuánto va a costar una obra nueva que conocer el presupuesto y tiempo invertido en una remodelación.
Recomienda:
• La luz es imprescindible en cualquier espacio. Uso la luz como si fuera un lápiz, con ella hago grandes trazos en mis ambientaciones.
• Es importante que los dueños del restaurante sepan que su negocio es un juego en el que hay reglas para poder ganar. Por ejemplo, los vinos deben estar a la temperatura ideal, pero el espacio debe ayudar a que se cumpla ese requerimiento.
• Lo más difícil es escoger un nombre para cada espacio; sin embargo, es importante que el nombre sea registrable. No tiene que gustarle al dueño sino al cliente.
• La acústica requiere de tecnología e intuición. Para solucionar el problema de los ruidos, la lana de vidrio no es la solución, como muchos lo imaginan. El tratamiento acústico mejorará la facturación de un restaurante o un hotel.
• En un restaurante siempre se debe atender con mucho cariño. Además, se debe ofrecer a la clientela solo lo que se sabe hacer.
• En un restaurante, cada mesa es un mundo. A veces hay un amor, un divorcio, un negocio... Es importante que quien trabaja en un restaurante reconozca esos momentos.
El diseño de ambientes es indispensable para mejorar la calidad de un negocio. Por ello, Plant asegura que gracias a su conocimiento y sensibilidad él transforma el espacio en un lugar único, acogedor, y, sobre todo, rentable.
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